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El abandono histórico salvó de la COVID-19 a los municipios más pobres. Pero eso puede cambiar…

06/06/2020 - 12:05 am

En el mapa de casos de coronavirus, los números rojos no se concentran en las zonas pobres del país, sino en las áreas metropolitanas y las de mayor movilidad. ¿A qué se debe esto? El Coneval encontró que justo la pobreza pudo ser un escudo, pero en el futuro se convertirá en un arma de doble filo.

Ciudad de México, 6 de junio (SinEmbargo).-  La marginación territorial funcionó como un “escudo” en las zonas más pobres de México para que el SARS-COV-2 no llegara de la manera en como lo hizo en las zonas metropolitanas, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval).

A través del visor geoespacial de la pobreza y la COVID-19, generado con los datos de la Secretaría de Salud (SSA), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Consejo, se logró tener una visión de los efectos del virus a nivel municipal. Comprueba el impacto en las zonas urbanas y el reto para las zonas con mayor cantidad de población en pobreza: la infraestructura de salud.

Los nuevos datos del Coneval muestran que las grandes concentraciones de casos positivos se localizan en los municipios que conforman los principales tejidos urbanos, es decir, en municipios con porcentajes de pobreza menores al 40 por ciento, aunque también hay zonas metropolitanas donde más de la mitad de la población se encuentra en situación de pobreza, como Puebla, Guerrero y Veracruz.

En cuanto a los municipios en situación de pobreza, se encontró que donde aún no se han presentado casos son aquellos que están más alejados de zonas urbanas o que presentan menor accesibilidad a carretera pavimentada.

Municipios pobres coneval
Los Nuevos Datos Del Coneval Muestran Que Las Grandes Concentraciones De Casos Positivos Se Localizan En Los Municipios Que Conforman Los Principales Tejidos Urbanos Foto Cuartoscuro

“En alrededor de 50 por ciento de estos, la accesibilidad a carretera pavimentada era baja o muy baja para al menos la mitad de la población. El mayor número de estos casos se localizan en las zonas montañosas de los estados de Oaxaca, Puebla, y Veracruz”, puede leerse en el informe del Coneval.

La incidencia del virus es baja en los municipios con 80 por ciento o más de población en situación de pobreza, en estos municipios 9 de cada 100 mil personas presentan la enfermedad. Y es en este punto donde la historia cambia, ya que si bien la marginación funcionó como un tope para que los casos de coronavirus no se multiplicaran, se observa que la tasa de letalidad es mayor en estos municipios con mayores porcentajes de pobreza.

En esta situación están los llamados «municipios de la esperanza», ya que en 84 por ciento hay rangos de pobreza superiores al 60 por ciento y en 57 por ciento, la mitad de la población tiene baja o muy baja accesibilidad a carretera pavimentada.

LA POBREZA COMO ESCUDO

En entrevista con SinEmbargo, el director ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz Marcelo, explicó este punto del mapa geoespacial.

«Hasta el pasado lunes, en municipios rurales con altos niveles de pobreza hay una menor presencia de contagios y sobre todo en los municipios a los que le agregamos otras características, que son municipios con un alto porcentaje de acceso territorial. Tenemos información de caminos pavimentados, de brechas, entonces son municipios con baja accesibilidad a carretera pavimentada y consecuentemente eso de alguna manera le ha dado el tener poca movilidad hacia el exterior y pocos números de casos de contagio», comentó.

Aunque de entrada eso sería un dato positivo, se opaca cuando se empieza a hablar de letalidad: «pero lo que podemos obtener de esto es que hay un mayor nivel de letalidad en estos municipios aunque tengan pocos casos en comparación con las zonas urbanas. Esto es porque tienen poca presencia de infraestructura de salud y también dada la dificultad de esos caminos aumenta la cantidad de tiempo de traslado a clínicas u hospitales que pudieran servir como centros de atención para las personas que estén contagiadas».

«La marginación territorial tuvo un papel importante. […] Una localidad que no cuente con vías de comunicación óptima, claramente va a tener dificultad para traslados, comunicaciones hacia el exterior. De alguna manera esa marginación territorial, estrictamente en términos de infraestructura carretera, sí jugó como un escudo, un factor que protegió a esos municipios para que no tuvieran contagios estas semanas en las que las áreas urbanas, que dada la gran movilidad sí tuvieron de manera casi inmediata en los meses de febrero y marzo», agregó.

El funcionario ahondó en que varias de las zonas pobres no hay clínicas de atención de salud y las personas tienen que desplazarse a las cabeceras municipales o algunos otros municipios para tener el servicio y no solo para el tema de coronavirus sino para cualquier otra enfermedad.

Ante la pregunta de si en este escenario el que los municipios de la esperanza sean justo los más pobres, es adecuado determinar que pueden reanudar actividades, dijo que hay que tomar en cuenta que en estas localidades la dinámica económica es con actividades internas al municipio, además de que el número de habitantes no rebasa los 15 mil.

«La idea de reactivación económica, que es otro de los problemas que ha generado la pandemia, es que si se dan las condiciones para reactivar al interior del municipio y que no conllevan mucha comunicación con municipios vecinos que sí cuenten con casos de COVID, sí se pueden reactivar las actividades, pero siempre tomando todas las medidas sanitarias que la SSA ha planteado desde la semana pasada», agregó.

Sin embargo este punto también tiene otras implicaciones. Cruz Marcelo dijo que estos municipios tienen actividades en el campo, lo que complicaría un poco cumplir con las medidas sanitarias.

Finalmente, sobre las comunidades indígenas, el Coneval señaló que a la fecha se han identificado casos de la COVID-19 en cuatro de cada diez de los 623 municipios indígenas y de estos, en el que se presenta el mayor número de contagios es San Cristóbal de las Casas, Chiapas y defunciones en San Felipe del Progreso, Estado de México.

Sobre los municipios indígenas con mayor incidencia de pobreza (90 por ciento o más) en 53 de los 263 se han presentado casos positivos de la COVID-19 y el número de contagios, al momento, no ha superado los 13 por municipios.

De nueva cuenta, los municipios indígenas sin presencia de contagios son aquellos alejados de las grandes zonas metropolitanas y con poca accesibilidad a carretera pavimentada. «No se han registrado un número considerable de casos por la COVID-19, pero sí se podrían presentar mayores dificultades para enfrentar esta situación debido a las limitaciones o ausencia de la infraestructura o recursos humanos con las características requeridas para atender los casos COVID-19 o las fallas en los sistemas de referencia en el sector salud», se puede leer en las conclusiones del Consejo.

Al respecto, Cruz Marcelo sostuvo que si bien tienen poca incidencia de casos, eso no implica que pueda aumentar el número de contagios en esos municipios en población mayoritariamente indígena en la etapa de apertura.

«La recomendación sería redoblar o apuntalar la infraestructura de salud en los municipios indígenas. En estos municipios desafortunadamente no hay una estructura relevante de servicios de salud pública y se da la pandemia justo en la transición del esquema del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). La recomendación será redoblar los esfuerzos de cobertura del Insabi, teniendo en cuenta la dinámica de estos municipios para que, esperemos que no, pero si empieza a aumentar el número de contagios se cuente con los mecanismos de atención para atender a la población que se llegara a enfermar», añadió.

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Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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